El 21 de septiembre dejamos atrás el verano y, pese a que ya se nota una bajada considerable de las temperaturas, el tiempo nos ha permitido seguir sacándole partido a nuestras prendas más ligeras.
Postergar el fin del verano ha llevado aparejada la ventaja de eludir el cambio de armario, al menos para las que nos da pereza tan solo pensar en hacerlo.
Toda labor que llevemos a cabo, por muy rutinaria que nos parezca, podemos enfocarla de dos maneras muy distintas:
- Como una oportunidad de mejorar (renovar espacio, en este caso) y sus consiguientes beneficios.
- Como una simple tarea “pendiente” más.
En las acciones más pequeñas de nuestro día a día resulta clave aprender a aplicar tips o pequeños trucos que nos permitan abordar las tareas desde un enfoque más práctico y eficaz.
Un armario “puesta a punto” para la nueva temporada no solo traerá aparejado un mayor orden y uso eficiente del espacio, sino mayor claridad de su contenido. Esto es, identificaremos claramente las prendas que tenemos, las que realmente necesitamos y aquellas otras “de tendencia” que nos apetece incluir en nuestro armario, pero que no constituyen una necesidad.
Espero que los siguientes consejos os resulten útiles y os ayuden a tomar una mayor conciencia de vuestro espacio y vuestro vestuario.