Ligereza, elegancia, sensualidad y cautivadora sencillez son algunas de las cualidades que podemos atribuir a este diseño. Indiscutible tendencia de los años 90, el “slip dress” ya es uno de los grandes imprescindibles de la temporada. No hay duda de que los 90’s están causando un auténtico furor, por lo que el hecho de que una prenda popularizada por destacadas modelos y actrices de series de culto de la época arrasase en la actualidad era solo cuestión de tiempo. Todo vuelve y, aunque es cierto que hay tendencias que preferiríamos que cayeran en el olvido, no dejamos de reconocer que vestidos como éste elevan el glamour de nuestro armario.
MI VESTIDO LENCERO


LA CLAVE
Este diseño, de tejido satinado y tiras ultrafinas, es una excelente opción para lucir durante una agradable velada de verano. El largo midi, asimétrico con volantes en el bajo, le confiere un renovado aspecto lleno de frescura.


¿Los complementos?
Elegidos en negro aportan fuerza y compensan la delicadeza del fino vestido. El contraste que añaden se debe tanto a los detalles de tachas multicolores de las sandalias como al diseño “jaula” del original bolso de mano.
Dado que un vestido lencero gana al lucirse “sin aderezos extras”, si optamos por añadir joyas, éstas mejor discretas. En este caso, un collar en pico creado a partir de cristales austriacos facetados en tonos berenjena, con pendientes a juego, resultan todo un acierto.

El peinado acompaña esta “rescatada” estética noventera: un semirrecogido con ondas en forma de fuente es el encargado de poner el “broche de oro” a todo un icónico outfit femenino.
Mención especial merecen la manicura/pedicura neón y los llamativos labios, en el mencionado color berenjena, por contribuir a incrementar el atractivo del estilismo.
LA CLAVE
Este diseño, de tejido satinado y tiras ultrafinas, es una excelente opción para lucir durante una agradable velada de verano. El largo midi, asimétrico con volantes en el bajo, le confiere un renovado aspecto lleno de frescura. El tono “purple” es idóneo no solo por aportar luz, sino por evidenciar las múltiples posibilidades más allá de los clásicos colores neutros asociados a este tejido.
¿Los complementos?
Elegidos en negro aportan fuerza y compensan la delicadeza del fino vestido. El contraste que añaden se debe tanto a los detalles de tachas multicolores de las sandalias como al diseño “jaula” del original bolso de mano.

Dado que un vestido lencero gana al lucirse “sin aderezos extras”, si optamos por añadir joyas, éstas mejor discretas. En este caso, un collar en pico creado a partir de cristales austriacos facetados en tonos berenjena, con pendientes a juego, resultan todo un acierto.

El peinado acompaña esta “rescatada” estética noventera: un semirrecogido con ondas en forma de fuente es el encargado de poner el “broche de oro” a todo un icónico outfit femenino.
Mención especial merecen la manicura/pedicura neón y los llamativos labios, en el mencionado color berenjena, por contribuir a incrementar el atractivo del estilismo.

EL RESULTADO
Un perfecto look lady que “despierta” esa nostalgia por el ayer.