Una boina de verano consigue captar toda la atención al sacarle el máximo partido a un sobrio vestido de lunares, pues convierte su inicial sencillez en marca de estilo personal. Éste es uno de los numerosos vestidos, considerados básicos en nuestro armario, que podemos encontrar en plena temporada de rebajas. Tanto el color como el estampado determinan su gran carácter combinable, por lo que serán los accesorios elegidos los que condicionen el resultado final. En este caso, el rojo ha sido el gran aliado para dar vida y fuerza a una prenda bonita que no destaca especialmente por sí misma. Una vez más, el estilismo demuestra su gran poder de transformación y consecuente atracción...


LA CLAVE
El vestido elegido, pese a su aparente sencillez, resulta muy favorecedor, característica atribuida a su corte evasé con escote cuadrado.
Un diseño que nos permite realzar la cintura sin acentuar la cadera.

Los complementos se encargan de subir el sex appeal de la prenda. Las elegantes sandalias nude, con plataforma, estilizan y embellecen la figura; mientras que el bolsito cofre, en tonos tierra, aporta una nota original y sorprendente al mismo tiempo.
Sin duda, como he comentado en un principio, es la boina la que acapara el mayor protagonismo. Es un hecho incuestionable: la combinación nude-rojo tiene un poder magnético, asociado, en este caso, a una sutil sensualidad y gran sofisticación.

Para lucir la boina roja y, a su vez, dejar a la vista las finas tiras del vestido, nada mejor que un práctico recogido en trenza lateral. Rematar el peinado con un coletero, a juego con el vestido, no solo es tendencia, sino que acentúa la feminidad del look. El recogido, además, permite añadir unos preciosos pendientes con diseño de corazones en tonos rojos y dorados, indispensables para aportar luz a la cara.
Dado el mayor predominio de los colores neutros en el outfit, destacar los labios en una vibrante tonalidad roja se convierte en todo un acierto.
Agregar unas gafas cat-eye nude y optar por una impecable manicura/pedicura, muy llamativa, son gestos indispensables para completar un notorio estilismo lady chic.
LA CLAVE
El vestido elegido, pese a su aparente sencillez, resulta muy favorecedor, característica atribuida a su corte evasé con escote cuadrado. Un diseño que nos permite realzar la cintura sin acentuar la cadera.
Los complementos se encargan de subir el sex appeal de la prenda. Las elegantes sandalias nude, con plataforma, estilizan y embellecen la figura; mientras que el bolsito cofre, en tonos tierra, aporta una nota original y sorprendente al mismo tiempo.
Sin duda, como he comentado en un principio, es la boina la que acapara el mayor protagonismo. Es un hecho incuestionable: la combinación nude-rojo tiene un poder magnético, asociado, en este caso, a una sutil sensualidad y gran sofisticación.

Para lucir la boina roja y, a su vez, dejar a la vista las finas tiras del vestido, nada mejor que un práctico recogido en trenza lateral. Rematar el peinado con un coletero, a juego con el vestido, no solo es tendencia, sino que acentúa la feminidad del look. El recogido, además, permite añadir unos preciosos pendientes con diseño de corazones en tonos rojos y dorados, indispensables para aportar luz a la cara.
Dado el mayor predominio de los colores neutros en el outfit, destacar los labios en una vibrante tonalidad roja se convierte en todo un acierto.
Agregar unas gafas cat-eye nude y optar por una impecable manicura/pedicura, muy llamativa, son gestos indispensables para completar un notorio estilismo lady chic.

EL RESULTADO
Un look perfecto para lucir en nuestras escapadas de verano.