Mi apuesta para hoy: un clásico mini vestido de verano con pequeños volantes. Sin duda, un entrañable diseño colorido que atrapa a las más nostálgicas. O al menos eso fue lo que me ocurrió a mí... ¿Habéis sentido esa necesidad de comprar una prenda por un repentino impulso asociado a algún tipo de deseo o recuerdo más que por una cuestión práctica y funcional? Por suerte, en este caso, la prenda protagonista del look no solo tiene un print que me sedujo de inmediato, sino que, además, sienta especialmente bien. ¡Todo un acierto! Un vestido que, por si fuera poco, ofrece muchas posibilidades de combinación. Esta vez, he decidido potenciar su lado candy y juvenil con accesorios en la misma línea. Dime cuál es tu helado favorito y te diré con qué color lo complementarías. ¿Adivináis cuál es el mío? (Pista: elegir es renunciar y yo no estoy dispuesta a privarme de ninguno...)


LA CLAVE
Un vestido cruzado es un básico de armario apto para todo tipo de siluetas. Su tejido fluido le otorga una gran comodidad y los detalles de volantes a lo largo del escote es perfecto para añadir volumen en la zona.

Como ya he adelantado en un principio, el propio estampado del vestido hace idónea cualquier elección de color para los complementos. Los elegidos ha sido el néon para el bolso y el tornasol para los zapatos. Ambos destacan no solo por sus vivos tonos sino por su original diseño. Unas finas sandalias de tiras entrelazadas siempre casan a la perfección con cualquier vestido. Por su parte, el mini bolsito de crochet handcrafted gana una mayor personalidad al añadirle un pañuelo a juego con el vestido. Toda una lección de estilo que cautiva por su asombrosa simplicidad.

El peinado muestra dos tendencias del momento: los “moñitos” altos y los “ganchitos” o hair clips, las cuales vuelven a evocar esa nostalgia ya sugerida por el estampado del vestido.
Por si el estilismo no resultara lo suficientemente “dulce”, unos divertidos pendientes en forma de donuts nos tientan con su aspecto tan “comestible”.
Los vibrantes labios anaranjados y destacada manicura fucsia rematan un outfit con tintes noventeros.
LA CLAVE
Un vestido cruzado es un básico de armario apto para todo tipo de siluetas. Su tejido fluido le otorga una gran comodidad y los detalles de volantes a lo largo del escote es perfecto para añadir volumen en la zona.
Como ya he adelantado en un principio, el propio estampado del vestido hace idónea cualquier elección de color para los complementos. Los elegidos ha sido el néon para el bolso y el tornasol para los zapatos. Ambos destacan no solo por sus vivos tonos sino por su original diseño. Unas finas sandalias de tiras entrelazadas siempre casan a la perfección con cualquier vestido. Por su parte, el mini bolsito de crochet handcrafted gana una mayor personalidad al añadirle un pañuelo a juego con el vestido. Toda una lección de estilo que cautiva por su asombrosa simplicidad.

El peinado muestra dos tendencias del momento: los “moñitos” altos y los “ganchitos” o hair clips, las cuales vuelven a evocar esa nostalgia ya sugerida por el estampado del vestido.
Por si el estilismo no resultara lo suficientemente “dulce”, unos divertidos pendientes en forma de donuts nos tientan con su aspecto tan “comestible”.
Los vibrantes labios anaranjados y destacada manicura fucsia rematan un outfit con tintes noventeros.

EL RESULTADO
Un perfecto look de verano para “derretirnos” de estilo.