Todo al rojo. Un vestido con corte en A, muy entallado a la cintura y abierto en vuelo, es una apuesta segura. ¿La razón? Favorece a todas las siluetas al potenciar las formas reloj de arena. Este estilismo, así planteado, vuelve a poner de manifiesto la idoneidad de la pareja formada por el azul “denim” y el ya mencionado rojo..

Como he indicado con anterioridad, es este color predominante asociado al fuego el que marca la diferencia. A los bonitos detalles propios del vestido, mangas y vistoso cinturón, se unen los no menos llamativos complementos.

¿El punto fuerte? Las medias de rejilla, con dibujo de puntos, a juego con el resto de accesorios. El contraste de color con el vestido es lo que genera mayor impacto. Esto propicia que tanto el bolso charol de mano como los inconfundibles tacones vintage con punta redonda, correa en T y lazo en la parte delantera, encajen de forma sublime.

El peinado y maquillaje son determinantes para rematar un estilismo tan característico. He querido apostar por el peinado pin-up por excelencia, aprovechando que esta temporada vuelve a ser total tendencia lucir pañuelos y bandanas en la cabeza, tal como ya comenté en el post anterior. Ondas bien marcadas y con volumen para llevar una bonita diadema anudada de lunares. Marcar el típico “rulo” en el flequillo es el inconfundible sello de identidad pin-up.

El maquillaje sigue la misma estética, consistente en realzar una piel de porcelana, acentuar la mirada con delineado más o menos marcado y, especialmente, potenciar los labios con el color fetiche.

Unos discretos pero preciosos pendientes con llave en forma de corazón alado “cierran” un impactante estilismo pin-up girl al que no falta detalle.

Un look perfecto para adaptar un estilo tan singular como arriesgado a tu personalidad, con toda naturalidad.