Cada vez que elegimos un vestido con un tejido especialmente llamativo, no basta con el hecho de que nos siente bien, el “secreto” está en elegir el que realmente favorece más a nuestra silueta, con el que nos sentimos más cómodas. ¿Por qué? Porque hemos escogido un tejido que va a captar la atención y, por lo tanto, a hablar por sí mismo. Todo lo demás añadido sumará valor, por supuesto, pero no será lo que determine el resultado. En ocasiones así, el “foco” del estilismo queda bastante claro.

Respecto a los complementos, he querido mantener el predominio del plateado al agregar unas sandalias en dicho tono metálico y un bolso con vistosos detalles también en plata. Ante la ausencia de contraste en color, he optado por generar cierto impacto combinando las finas sandalias de pulsera al tobillo con un casual rock bag.

El peinado, dos moños despeinados al más puro estilo 90’s, es el encargado de potenciar el lado más cañero del outfit; mientras que el maquillaje suave y la manicura/pedicura en un clásico rojo intenso aportan la nota más femenina y elegante.

Unos pendientes, en plata, con cristales de roca en rosa han sido los elegidos para iluminar la cara y rematar un outfit que “deslumbra”.

Un look perfecto para dejar salir ese potencial que nos hace “brillar” con luz propia.