Combina tu falda “de fiesta” con una camisa blanca de corte masculino y acertarás de pleno. Ésta no solo compensará considerablemente la eléctrica fuerza de la prenda, sino que, además, sumará una arrolladora elegancia al estilismo.

¿Un truco?

Lúcela totalmente abotonada, por dentro de la falda y, para restar formalidad, prueba a llevarla ligeramente remangada.  Un sencillo gesto muy chic.

El blanco aporta gran luminosidad al outfit y, al mismo tiempo, nos permite introducir vistosos complementos sin recargar el conjunto. Una ventaja que no debemos dejar pasar por alto. En este look la he aprovechado para añadir unos vibrantes stilettos en acabado fucsia metálico y un bolso de mano negro, a juego con el ribeteado de la falda, con detalles de coloridas tachas.

Otra vez he vuelto a casar el metal con el brillo y no me puede gustar más esta “arriesgada” combinación...

Al elegir llevar la camisa abrochada hasta arriba creo indispensable optar por un peinado recogido. Una coleta media lateral es la encargada de completar este outfit arreglado.

Para rematar el estilismo solo es necesario añadir unos destacados pendientes, como éstos de cristal con destellos bitonos y ribeteado de strass en rosa. Asimismo, al dar tonalidad a nuestros labios conseguimos aportar color también cerca de la cara y balancear el look.

Un versátil look que une la pureza de lo clásico y la frescura de lo más atrevido.