Para ser las primeras en lucir esta tendencia en pleno mes de febrero lo ideal es elegir prendas más abrigadas, de manga larga. Un sencillo coat negro, básico imprescindible en nuestro armario de invierno, será la pareja idónea para superponer sobre este vestido tan llamativo y resguardarnos de las bajas temperaturas sin perder estilo.

El estampado pitón rosa resulta muy favorecedor, concretamente este color se elige en numerosas ocasiones por asociarlo a sentimientos muy positivos como el cariño y el amor.  Además, se trata de una tonalidad muy apropiada para las más reacias a incorporar tonos flúor que generan mayor impacto en sus estilismos, tales como naranjas, amarillos o verdes. Un vestido con estas características demanda unos complementos en tonos neutros, especialmente negros, que añadan valor a la prenda sin restarle protagonismo.

Unas botas altas constituyen una excelente alternativa a las clásicas medias y una opción idónea para llevar vestidos por encima de la rodilla. El bolso de mano, con un diseño muy sencillo, es muy apropiado para acompañar este tipo de prendas.

Para el peinado, podemos atrevernos a añadir un lazo, uno de los accesorios “de moda”, para dulcificar el estilismo. Éste luce especialmente al agregarlo a una coleta alta bien definida, con volumen; lo que permite, a su vez, destacar los vistosos pendientes en forma de corazón rosa y el detalle del cuello del vestido.

Un look perfecto para las que no nos podemos resistir a estrenar lo nuevo que ofrece el avance de temporada.