Las fechas nos sirven de guía para parar, reflexionar y, si es preciso, redefinir nuestra historia, porque realmente creemos en los nuevos comienzos. Por este motivo establecemos propósitos, objetivos y metas que den sentido y forma a nuestros deseos, quizá unos más realistas que otros, pero de cualquier forma se trata de nuestros anhelos más profundos.
No sabemos qué nos deparará el Nuevo Año, pero disfrutamos la magia de las doce campanadas con ferviente entusiasmo y rebosante energía. El ambiente festivo nos incita a lucir radiantes para brillar en una noche única y a través de nuestro estilismo expresamos nuestros sentimientos y emociones. Este año mi elección ha sido un total pink look, no sólo porque el rosa está más de “moda” que nunca, sino porque resulta muy favorecedor, sugiere positividad y trasmite amor, entrega y dulzura. Una apuesta muy personal que se aleja de lo convencional.